Los falsos profetas de hoy.
La fe que cree en el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, nos ha dado la manera de diferenciar a los verdaderos profetas de los falsos. También su verdadera Iglesia de las falsas.
PROFETA. (De acuerdo a la Biblia), del hebreo Nabí, "llamado por Dios." Alguien que primero recibía instrucciones de Dios y transmitía a la gente.
Al principio fue más común en el período temprano de la historia hebrea. (Antiguamente en Israel cualquiera que iba a consultar a Dios, decía así: Venid y vamos al vidente; porque al que hoy se llama profeta, entonces se le llamaba vidente.) (1º. Samuel 9:9). El término que se usa con mayor frecuencia es NABÍ, pues lo designa como vocero de Dios. Como "vidente" discernía la voluntad de Dios, y como "profeta" la trasmitía a otros.
También, el profeta era una persona LLAMADA Y CALIFICADA DE FORMA SOBRENATURAL COMO PORTA VOZ DE DIOS.
Mientras que en los tiempos del AT, los sacerdotes eran los representantes del pueblo ante Dios sus portavoces y mediadores, el profeta, en un sentido especial, era el representante oficial de Dios entre su pueblo sobre la tierra. Mientras el oficio sacerdotal era hereditario; LA DESIGNACIÓN DE UN PROFETA PROVENÍA DEL LLAMDO DIRECTO DIVINO. El sacerdote, como mediador en el sistema de sacrificios, conducía a Israel en la adoración, aunque sus deberes secundarios incluían dedicar una parte de su tiempo a instruir al pueblo acerca de la voluntad de Dios como ya había sido revelada por los profetas, Moisés en particular, en cambio, la instrucción religiosa era tarea primordial del profeta. El sacerdote se ocupaba mayormente de la ceremonia y los ritos del santuario (que se centraban en la adoración pública), en la mediación para el perdón de los pecados, y en el mantenimiento ritual de las relaciones correctas entre Dios y su pueblo. El profeta era principalmente un maestro de justicia, de espiritualidad y de conducta ética, un reformador moral con mensajes de instrucción, consejo, amonestación y advertencia, y su obra a menudo incluía el anuncio de eventos futuros. En el caso de Moisés, uno de los mayores profetas (Deut. 18:15).
En un sentido más amplio del vocablo, profetas hubo desde los primeros días del mundo. Tanto Abram (Gén. 20:7) como Moisés (Deut. 18:15) fueron llamados profetas. Durante el período de los jueces el oficio profético languideció, y "la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión con frecuencia" (1º. Sam. 3:1). El llamado de Samuel hacia el final de ese período fue trascendental. Él fue el 1er "profeta" en el sentido más estricto de la palabra, y se le puede considerar como fundador del oficio profético; iba de lugar en lugar como maestro de Israel (1º Sam. 10:10-13; 7:16, 17). Después de él y hasta el fin del tiempo del AT, diversos hombres escogidos hablaron a la nación en nombre de Dios, interpretando el pasado y el presente, exhortando a la justicia, y siempre dirigiendo su vista al futuro glorioso que Dios les había señalado como pueblo. Samuel habría fundado lo que se conoce como "las escuelas de los profetas.” Los jóvenes que recibían su educación en estas escuelas (19:20) eran conocidos como los "hijos de los profetas" (2º. Rey. 2:3-5). La 1ª de tales escuelas que se mencionan estuvo en Ramá (1º. Sam. 19:18-20), la sede de Samuel (7:17).
Los hijos de los profetas no eran necesariamente recipientes directos del don profético, pero eran divinamente llamados, como los ministros evangélicos de hoy, para instruir a la gente acerca de la voluntad y los caminos de Dios. Las escuelas de los profetas fueron una poderosa fuerza que limitó el avance de la marea del mal, que tan a menudo amenazó con sumergir al pueblo hebreo bajo una inundación de idolatría, materialismo e injusticia, y proporcionó una barrera contra la ola de corrupción que avanzaba con mucha rapidez. Estas escuelas proveyeron el adiestramiento mental y espiritual a jóvenes seleccionados que serían los maestros y dirigentes de la nación. Después de Samuel, en tiempos del reino unido de Judá e Israel, surgieron hombres como Natán el profeta, Gad el vidente (1º. Cro. 29:29) y Ahías Silonita, (2º. Cro. 9:29). Luego, bajo la monarquía dividida, hubo muchos profetas.
Algunos (Oseas, Isaías, etc.) fueron autores de libros preservados en el canon sagrado; otros (Natán, Gad, Semaías, lddo, etc.) también escribieron, pero no se conservaron sus escritos. Algunos de los mayores profetas, como Elías y Eliseo, no escribieron sus discursos proféticos, y por lo tanto a veces se los llama "profetas orales". En el canon hebreo, las cuatro grandes obras históricas de Josué, Jueces, Samuel y Reyes reciben el nombre de Profetas Anteriores, porque se sostenía que sus autores fueron profetas. Aunque de naturaleza mayormente histórica, estos libros muestran el propósito de sus autores de conservar un registro del trato de Dios con Israel como una lección objetiva para su propia generación y las posteriores. Isaías, Jeremías, Ezequiel y "los Doce" desde Oseas hasta Malaquías, son llamados Profetas Posteriores. Bajo el reino dividido, los profetas Oseas, Amós y Jonás trabajaron mayormente para Israel, el reino del norte; el resto, especialmente para Judá, el reino del sur, aunque algunos de éstos también incluyeron al reino del norte en sus mensajes. Dicho sea de paso, cabe aclarar la frase "Profetas Menores" (Oseas hasta Malaquías), se los llama así sólo porque sus libros son comparativamente breves en relación con los de los "Profetas Mayores" (Isaías hasta Daniel). De ningún modo implica que el ministerio de sus autores fuera de corta duración o que sus escritos fueran de menor importancia y/o inspiración.
Hablando en general, las promesas y predicciones dadas por medio de los profetas del AT al Israel literal estaban sujetas a la obediencia y lealtad; eran condicionales.
¿Existen profetas hoy día? ¿O existe una necesidad por profetas en este tiempo? En el Nuevo Testamento, el ministerio del oficio de profeta “FUE TEMPORAL” concedido por Dios con el propósito de edificar su iglesia. Contrario al de los apóstoles que tenían amplios ministerios, estos hombres, tenían ministerios ubicados en las iglesias locales, como lo vemos ilustrado en lugares como Hechos 11:21-28 y Hechos 13:1.
Las Escrituras nos muestran que los profetas del Nuevo Testamento tuvieron dos propósitos principales:
1. Estos dones señalados por Dios y dados a los hombres para el servicio de la Iglesia (Ef. 4:11; 1ª. Cor. 12:28) tenían el propósito de ayudar a establecer el fundamento de la iglesia (Ef. 2:20).
2.- Así como los apóstoles, los profetas recibían revelación de Dios (Ef. 3:5) y verdad para ser declarada a sus iglesias. Es importante recordar que la iglesia primitiva no tenía una Biblia como la tenemos hoy día, por lo tanto, Dios les daba esta revelación con el propósito de enseñar su mensaje a la Iglesia. Los profetas del Nuevo Testamento también hablaron hacia adelante y enseñaron la doctrina de los apóstoles. Todo lo enseñado por estos profetas tenía que ser consistente con la enseñanza de los apóstoles (1ª. Cor. 14:36-37).
Entonces, ¿son todavía necesarios los profetas hoy día? Mirando las dos funciones enumeradas anteriormente, podemos ver que el oficio de profeta no es ya más necesario y ha cesado con la Iglesia debido a:
El fundamento de la Iglesia fue establecido hace muchos siglos.
La Palabra revelada de Dios se completó con el cierre del canon del Nuevo Testamento.
El fundamento de la Iglesia no necesita ser nuevamente establecido y no existe ninguna necesidad de revelación posterior más allá de la que Dios nos ha provisto en su Palabra completa, la Biblia. Hoy día somos bendecidos por tener la Escritura como nuestra completa y total autoridad para todas las cosas (2ª. Ti. 3:16-17). Si alguien en estos días, afirma haber recibido una “revelación especial”, debemos confrontarla con la Escrituras. Si esta es contraria a la Palabra de Dios, debemos entonces, rechazarla. Si es consistente con la Escritura, debemos entonces preguntarnos por qué una “palabra” extra era necesaria si su verdad ya estaba contenida en la Biblia.
Hoy estas palabras frescas de "revelación" naturalmente parecen más relevantes y más urgentes que las conocidas palabras de la Biblia. No es de extrañar que guíen a la gente a estar cada vez más lejos, pero muy lejos de las Escrituras.
Por lo tanto, mientras necesitemos hombres (pastores, maestros y evangelistas) que estén dispuestos a proclamar con valentía la Palabra de Dios como está contenida en la Escritura, no tendremos necesidad del oficio de “profeta” como este es descrito en el Nuevo Testamento.
Hemos notado cuántas veces el movimiento de “apóstoles y profetas” hacen falsas profecías extravagantes, que nunca carecen de seguidores, y no dejan de afirmar que el Señor ha hablado directamente con ellos.
La idea de que Dios está dando mensajes extra bíblicos a los cristianos de hoy ha recibido el apoyo de algunas fuentes sorprendentes, profetas y profetisas falsos muy conocidos como; Benny Hinn, Wayne Grudem, kenneth Copeland, G. Maldonado, “Dr.” Cash Luna, Kim Clemen, Cindy Jacobs, Tudor Bismark , Hank Kunneman, Brenda Kunneman, Kim Danielsy. Si hacemos la lista completa no terminaríamos porque son multitudes los falsos profetas modernos de hoy.
En un show organizado por el “magnate” Maldonado tuvo una sola finalidad, ¡PEDIR DINERO! Para recibir la bendición. Esto es un retorno a la época de las bulas en la edad media. (En estos tiempos a los televangelistas les llueve el dinero). Si no me creen lo que expongo, vea en YouTube y observe la ambición de estos falsos pastores, sedientos y hambrientos e insaciables de dinero.
Sin embargo, estos “malandrines del Santo Ministerio” no son sino explotadores, mentirosos, “adoradores de Mamón,” sedientos de poder religioso, vanidosos, manipuladores de masas, diabólicos engañadores que enarbolando la bandera del Santo Evangelio y la Palabra de Dios, se enriquecen bajo la falsa máscara de santidad y falsas pretensiones, de ser auténticos receptores del mensaje divino, alejados completamente de la convicción fundamental que la Biblia es nuestra única suprema autoridad suficiente para toda la vida. En otras palabras, todo el movimiento falso de “apóstoles y profetas” representan un abandono masivo del principio de solo la Sagrada Escritura, pero esto es y ha sido en todos los tiempos, como antes, ahora estos sinvergüenzas existen y se manifiestan en los templos. Cuidado, es necesario huir de ellos y exhibirlos como mentirosos huyan de ellos, son profetas, doctores, evangelistas y cantantes cristianos, que quieren conducir y confundir a la Iglesia del Señor, para que entren por la Puerta Grande ¡QUE CONDUCE A LAPERDICIÓN...!!
En Mateo 7:15. Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.
Así que, por sus frutos los conoceréis.
Nuestro Señor nos dijo que nos guardásemos de los falsos profetas. Y tal y como nos avisó, debemos desconfiar de los falsos profetas. Cuando un pastor se niega a predicar el Evangelio de la Palabra de Dios, entonces no está cumpliendo adecuadamente su ministerio.
Tales mentirosos solo se preocupan de su imagen pública, actuando hipócritamente como si fueran serios y santos cuando predican, y al final, todo lo que predican a sus congregaciones es que respeten la ética y la moral del mundo.
La moral y la ética no deben ignorarse, por supuesto. Pero lo que los pastores deben hacer no es solo dar importancia a la vida ética, sino que deben predicar el Evangelio tal y como Cristo y los apóstoles lo predicaron en Iglesia Primitiva
La Biblia dice que no hay ya más profetas. Lucas 16:16: “La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él.
Hebreos 1:1-2: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo... |